02/12/2013 Por Fundación TTM

La Tartamudez: Estudio Científico

ESTUDIO CIENTÍFICO

Desde hace mucho tiempo el estudio científico se ha eclipsado sobre este problema. A decir todo, en este campo estamos mucho más lejos desde un modelo de estudio interdisciplinario que tendría que dar respuestas adecuadas sobre la implicación de los aspectos cognitivos y emocionales del lenguaje. Sería oportuno producir nuevos dados estadísticos que tendrían que representar un depósito importante de donde recoger respuestas adecuadas para screening de corto, medio y largo plazo.

Sería de notable interés para el estudio, también una comparación entre las diferentes escuelas interpretativas y metodológicas, para temptar de encontrar un nexo causal entre eventuales aspectos orgánicos del problema, o sea, la predisposición o la familiaridad del trastorno y todos aquellos aspectos psicológicos y ambientales que condicionan la prestación verbal en contextos diferentes.

Si nos poniéramos en el lugar de una familia que tiene un hijo tartamudo, nos encontraríamos en una realidad muy compleja, en la cual la única propuesta de intervención es la de la logopedia, por lo menos en las estructuras públicas. Los profesionales que operan en esta impostación, que siempre ha estado de referencia para la sanidad pública, por cierto se empeñan para hacer de la mejor manera su proprio trabajo, pero admiten de no tener los requisitos formativos y interpretativos de este trastorno.

También el especialista médico, punto de referencia en este sector,no sabe más que ellos, y normalmente, por praxis, delega la intervención a las logopedas. Falta la visión del conjunto pedida por muchos, sobretodo por quien vive en primera persona la dificultad de este problema. Incluso el pediatra, que a veces es el especialista de primera istancia consultado por la familia no dice mucho.

Él se para en el asegurarlos, ipotizando que la tartamudez pueda tener una evolución positiva con el pasar del tiempo, y tranquiliza los padres con la espera que acontecimientos ocasionales modifiquen en mejor esa condición.

Pero hay un dado estatístico que dice que la tartamudez si es crónica y consolidada, cuando el niño empeza a ir a la escuela, permanece en el repertorio comportamental, hasta a grabarse en la personalidad, quedandose en el complexo trastorno antes descrito. A menudo, desgraciatamente, la tartamudez ocupa un espacio de segundo orden, sin tener atención por parte de quien tenía que hacer un estudio muy amplio y que posee los recursos humanos y financieros idóneos para esta finalidad. Para el real bienestar del tartamudo, niño o adulto que sea, para la serenidad de quien está cerca a él, el estudio científico tendría que dar respuestas más eficientes.

Sobretodo tentando de crear mejores conocimientos sobre el problema y ocasionar estrategías terapeuticas más idoneas y eficientes para que el sujeto tartamudo no se reclue en una condición de desconfianza y de incertidumbre sobre su futuro.

Artículo extraído de la web del «Instituto Europeo para la Tartamudez y la Psicología de la Comunicación».